Qué puede ser considerado "Estado" en el Sistema Internacional Contemporáneo?

sábado, 3 de julio de 2010

EL CONCEPTO RESTRINGIDO VS. EL CONCEPTO AMPLIO DE SEGURIDAD HUMANA: UN DEBATE SIN SENTIDO. EVIDENCIAS DESDE EL CONFLICTO SAHARAUI.

Más que hacer una aplicación teórica del concepto de seguridad humana, el presente trabajo intenta aportar en el debate académico que existe entre su visión amplia y restringida. El desarrollo del conflicto entre el Frente Polisario y el Estado marroquí, en los últimos años, por la disputa del Sáhara Occidental, ha invocado el concepto de Seguridad Humana desde el lado de Marruecos con el fin de legitimar la ocupación de un territorio que, históricamente, nunca perteneció al rey tal como lo ha confirmado la opinión consultiva emanada de la Corte Internacional de Justicia de la Haya del 16 de Octubre de 1975. Pese a tal concepto, la invasión no pudo ser detenida.

Concretamente este breve pero ambicioso estudio contiene dos hipótesis. La primera de ellas, y con respecto al estudio de caso que aquí se propone, afirma que la Seguridad Humana se ha vuelto la mejor estrategia para justificar acciones realistas desde argumentos idealistas. En ese sentido, por ejemplo, desde los reportes recientes de prensa y los estudios parciales que intentan legitimar la posición del gobierno marroquí se ha clamado por el desarrollo de los objetivos del milenio con el fin de buscar la anexión del territorio en disputa, dado que las diferentes propuestas para solucionar el conflicto (referendo, autonomía bajo la soberanía de Marruecos, negociación política entre las partes para crear un micro-Estado) no satisfacen del todo a la Monarquía marroquí. La segunda, desde una óptica mucho más teórica, propone falsear la legitimidad de un debate (concepto amplio vs. concepto restringido) (al respecto véase Orozco, 2006 y Pérez de Armiño, 2007) que desde las propuestas del realismo subalterno ya ha sido rotundamente resuelto. De esta manera se argumenta que no tiene sentido seguir en un debate que puede ser delimitado si las amenazas, en aumento desde la seguridad humana, se vuelven políticas y ponen en peligro el proceso de construcción estatal (Cfr. Ayoob, 1995). Por lo tanto, la confrontación académica debería interesarse más por conocer en qué momento y desde qué mecanismos, las intervenciones humanitarias y los argumentos que apelan a los “nobles propósitos” de la Seguridad Humana tienen legitimidad alguna con el fin de desenmascarar las dinámicas de poder en un Sistema Internacional que sigue siendo anárquico.

El Conflicto Saharaui y los Argumentos “Humanos” de la Monarquía Marroquí.
El inicio de la ocupación de Marruecos sobre el territorio del Sáhara Occidental, antigua colonia española, empezó con lo que el Rey Hassan II, exacerbando el nacionalismo de su población mediante la religión islámica, denominó la Marcha Verde en noviembre de 1975. Marruecos se apoderó arbitrariamente de un territorio que jamás ha estado ni bajo su soberanía ni bajo su dominio. Desde entonces, ha intentado apoderarse del Sáhara alegando integridad territorial. Durante los inicios de la década de 1970, por otro lado, el nacionalismo saharaui empezó a desarrollarse en una población que dejó de ser nómada y que empezó a adquirir conciencia propia desde la resistencia a poderes extranjeros que intentaban apoderarse del Sáhara con el fin de saquear su riqueza mineral. Fue así como se creó el frente Polisario, estudiantes que se habían formado en el mismo Marruecos y en Europa empezaron a darse cuenta que los recursos pesqueros y del fosfato permitían la manutención de un Estado en una zona que había estado bajo el poder de sus ancestros que iban de un lado a otro del desierto. El conflicto ha involucrado a otros poderes regionales como Argelia, Libia y Mauritania y a poderes globales como Estados Unidos que se preocupan por la estabilidad de un Magreb cuyo principal obstáculo, para su integración económica, es la cuestión Saharaui.

En el teatro de las Naciones Unidas se ha confirmado que la confrontación Frente Polisario vs. Marruecos responde a unas dinámicas geopolíticas y de realpolitik (Zoubir, 2009) que evitan la conformación de un Estado en un territorio estratégico de importancia mundial. El Consejo de Seguridad aun no se pone de acuerdo en la aceptación de la República Árabe Saharaui-Democrática en la ONU y la confrontación se ha hecho patente con Estados Unidos y Francia que defienden la posición marroquí frente a una Asamblea General que defiende la autodeterminación como solución a un conflicto de descolonización que en pleno siglo XXI aun no se ha resulto. Asimismo, la ONU se ha quedado en la formulación de múltiples iniciativas que si bien han sido aceptadas hipócritamente por Marruecos nunca han sido llevadas a la práctica. De la iniciativa que más se ha hablado es de la promulgación de un referendo que le permitiría a la población decidir entre la anexión a Marruecos o la independencia. Referendo que desde la creación de la MINURSO en 1991, aun no ha sido llevado a cabo. Actualmente, la cuestión saharaui sigue estancada. Mientras nuevos aportes que intentan darle mayor valor a la posición del Rey Mohammed VI (la misma de su antecesor Hassan II) ,escudándose en la situación de Derechos Humanos y el aparente compromiso del régimen con lo que se ha llamado responsabilidad de proteger (Abouddahab, 2007a; 2007b), han generado una suerte de máscara de intervención humanitaria a la actuación de las Fuerzas Armadas Reales en un mundo donde la apelación a tal principio se ha hecho más frecuente para acudir a la opción militar (Caicedo, 2009).

Un debate ya resuelto.
Mucha ha sido la atención prestada a un debate que ha sido solucionado por el realismo subalterno de Ayoob (1995). Aceptar unas amenazas para la seguridad humana significa, de un lado, ampliar los campos en los que el Estado -como Leviatan, y producto de un contrato social- tiene la responsabilidad de brindar seguridad al individuo. Pero, de otro lado, significa también, delimitar cuando tales campos realmente son una amenaza con el fin de evitar que el concepto se vuelva puro discurso que, como en el caso saharaui, oculte intereses realistas; esto es, la anexión del territorio para aumentar las capacidades económicas y políticas de Marruecos para convertirse en el hegemon del Magreb.

Reformulando la postura del realismo subalterno, se afirma entonces que las amenazas a la seguridad humana, realmente lo son siempre y cuando adquieran un carácter político y amenacen un proceso de construcción estatal que ponga en peligro las demandas de cada uno de los individuos al interior del Estado. En ese sentido, por ejemplo, en el caso saharaui, una amenaza a la seguridad humana como lo puede ser la pobreza (que parece ser la nueva excusa de Marruecos), sería real siempre y cuando la RASD no estuviera en capacidad de resolver tal situación. Sin embargo, muchas razones pueden ser esgrimidas en contra de la posición de Mohammed VI; la mayor parte de la población saharaui vive en Tindouf en campos de refugiados a cargo de la ONU y Argelia, campamentos que son administrados por el Polisario; la población del Sáhara occidental no sería “pobre” si Marruecos no se apoderara de los beneficios económicos que produce el fosfato y los recursos naturales marítimos que junto a España, en acuerdos descarados, explotan.

En conclusión, esta breve aproximación al debate entre un concepto restringido y amplio de seguridad humana, afirma que tal disputa académica no tiene sentido. Luego, la seguridad humana adquiere en el mundo actual un carácter legitimador de las intervenciones militares. Luego, el concepto es falso. Las dinámicas de intereses en conflicto demuestran por su parte que la política internacional sigue teniendo un carácter hobbesiano. En ese sentido, calificar una intervención de los ejércitos como responsable en la protección resulta realmente hipócrita. Ningún ejercito responde gratuitamente a los desafíos que impone la guerra y el Estado no malgasta sus recursos, tan solo los utiliza cuando se ha dado cuenta que el beneficio es mayor frente al costo. Por último, las organizaciones internacionales siguen siendo un fracaso dada su estructura elitista que las subordina al dominio de los Estados más poderosos; Sáhara occidental, o mejor, la RASD seguirá sin existir (o sea, sin el reconocimiento internacional de quienes deben realmente reconocerla) mientras el Consejo de Seguridad no encuentre un consenso.

REFERENCIAS
Abbouddahab, Z. (2007a). Le Polisario en déliquescence et la responsabilité de protéger une population en péril . La Lettre du Sud Marocain , 33-36.
Abouddahab, Z. (2007b). La seguridad humana como interfaz entre los objetivos de desarrollo del milenio y el proyecto marroquí de autonomía del sáhara . Recuperado el 18 de Mayo de 2010, de Sahara Marroquí: http://www.saharamarroqui.com/page.php?IDA=235
Ayoob, M. (1995). The Third World Security Predicament: State Making, Regional Conflict, and the International System. Boulder, Colorado: Lynne Rienner Publishers.
Caicedo, J. P. (2009). The instrumentalization of humanitarian action by western militaries in contemporary peace operations. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad , 4 (1), 115-128.
Orozco, G. (2006). El concepto de seguridad en la Teoría de las Relaciones Internacionales. Revista CIDOB d'Afers Internacionals , 72, 161-180.
Pérez de Armiño, K. (2007). El concepto y el uso de la seguridad humana: análisis crítico de sus potencialidades y riesgos. Revista CIDOB d'Afers Internacionals , 76, 59-77.
Zoubir, Y. H. (2009). La géopolitique et la realpolitik en tant qu'obstacles à la solution du conflit et la violation du droit international: le cas du Sahara occidental. En V. Cahapux, & K. P. Arts, Le droit international et la question du Sahara occidental (págs. 275-297). Santa Maria da Feira: International Platform of Jurists for East Timor (IPJET), Raino & Neves.

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